miércoles, 19 de enero de 2011

La posición correcta


                                                          La posición correcta
                           
Lectura principal: Santiago 4:1-10 y Filipenses 2:1-11

 Partiendo de la base, en la vida de dos cristianos que han experimentado el Nuevo Nacimiento y han entrado en una relación de vida con Cristo Jesús, podemos examinar, a la luz de la Palabra, lo que podríamos llamar los “porque” de los conflictos que pueden suscitarse entre ellos.
 Considerando, y dando por sentado que sus experiencias son genuinas, veamos esto: Ambos tienen en su interior la vida de Jesús. Ambos poseen al Espíritu Santo, con el cual fueron “sellados” (Ef. 1:13 y 4:30), el cual los insta a ser solícitos en guardar “esa unidad” que Dios realizo en ellos (Ef. 4:3).
 Ambos tienen la dulce experiencia de gustar y ver como los “ríos de agua viva” corren por su interior (S. Juan 7:38). Los dos, en obediencia, tienen que crucificar y “hacer morir sus pasiones y deseos pecaminosos” (Col. 3:5). Estos tienen un solo Amo, un solo Rey: CRISTO JESUS.
 Pues bien, vamos al primer “porque”: ¿Que motivos pueden llevarlos a no relacionarse correctamente, conforme al pedido de las Escrituras?. La obra de Dios hizo el milagro. Las cosas están dadas desde la óptica Divina. Falla la “solicitud” pedida…?
 Que tiene que primar en mi interior?. La verdad de Dios o mis apetencias personales?
 Las áreas de mi naturaleza que no llevo a la muerte por la fe serán aquellas que me privaran de la comunión con mi hermano. Mi carne me impedirá ser espontáneo frente a la oportunidad de relacionarme con el.
 Pero, si aun con áreas en donde todavía no hay señorío total con Jesucristo, me subordino a Dios y voy a El en forma constante para sanidad, no habrá interferencia en la expresión interna de mi espíritu, y así Dios podrá manifestarse a través de este, su vaso de barro.
 No tengo que confundir mi identificación con mi conducta. Lo primero esta hecho, lo segundo va en proceso de sanidad, en grado a mi obediencia (Col. 3:10).
 Dios habita en corazones quebrados y humildes (Is. 57:15). La humildad me lleva a conocer mi insuficiencia para lograr la demanda y el quebranto me coloca en el canal adecuado de donde Dios toma mi incompetencia y me levanta en su competencia, para, entonces si poder llevar a cabo la tarea.
 Una conciencia de que jamás podré “tirar la primera piedra” me ubica en el nivel correcto, y entonces, ni mi pecado (mis áreas en proceso de cambio) podrán obstaculizar que el “agua viva” fluya por mi interior y se haga una sola vertinte con aquellos que están “ubicados correctamente” frente al Dios vivo. En Cristo  hay, una “posición correcta” donde estar, donde vivir, donde crecer espiritualmente. Una identificación con Dios espontánea y por la cual El se manifiesta, porque Dios es, vive, en tal, llamémosle, encuadre teológico. El dijo, El lo hará!
 Solícitos en “guardar la Unidad del Espíritu”, no la unidad de nuestros criterios, de nuestras emociones, de nuestros puntos de vista; esto, es modificable, pues varia según nuestro crecimiento espiritual. Lo que no cambia es lo que Dios ya hizo en nosotros!
 Y es hacia ella donde apunta la exhortación. Y es ahí donde debemos poner el énfasis!
 Buscando la “posición correcta” en Cristo Jesús vendrá la ubicación con el resto. No pretenderé ser entendido por todos, habrá roces, quizás graves. Es que la verdad de por si no es popular. Suscita las mas diversas reacciones, para bien o para mal (Lucas 2:34-35).
 La falta de comunión se dará sin buscarla ni pretenderla. Jesús mismo enfrento oposiciones graves y aun sus familiares le tuvieron por” fuera de si “(Marcos 3:21). Quien ama a Cristo y entra por el sendero de la cruz tendrá que llevar sus marcas y su vituperio (Heb. 13:13).
El cristiano que es vencido por sus pasiones, por la sutil insubordinación de su “yo” a Cristo, podrá alcanzar cierto estimulo de recibir alguna bendición, pero carecerá de plenitud y no habrá rió dentro suyo, sino  una simple mascara de religión. El pecado consentido me inhibe bloqueándome las puertas. Me roba franqueza y honestidad, predisposición y humildad. Me impide entrar en la verdadera humillación bíblica, el ser transparente y mostrarme tal cual soy. Me impide exponerme desde mi interior y predicar el mensaje de la Palabra con transparencia, pudiendo así ser un canal expresivo de Dios por donde su poder se canalice (1ª Cor. 2:1-5)  En la competencia de Dios no valen tanto mi carisma o mi virtud, sino el desarrollo de ésta expresada a través del poder interior de Jesucristo en mi! Dios es el que hace por su buena voluntad y en su Presencia no hay acepción de personas.
Dios sabia de antemano que el rey David caería en pecado, pero esto no lo tomó de sorpresa. El miraba su corazón como hoy mira el nuestro. Mis problemas no le causan estorbo, si mi predisposición es la correcta. Vayamos a El con la actitud necesaria para entrar de lleno en sus planes para nosotros. El tiene todo bajo control, aun también las disciplinas (Heb. 12) que necesitamos y los azotes requeridos por nuestra terquedad, pero… Gloria a Dios, esto es prueba inequívoca de que somos sus hijos! Y de que estamos en la POSICION CORRECTA!
Terminamos con dos perlas de la Palabra:
 “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con El”
                                  2ª Cron. 16:9
“Y el Dios de paz que resucito de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran Pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo El en vosotros lo que es agradable delante de El por Jesucristo”
                                 Heb. 13:20,21



 


Carlos Seewald

No hay comentarios:

Publicar un comentario