jueves, 25 de agosto de 2011

Profetas, oficiales o funcionales


PROFETAS OFICIALES O FUNCIONALES
Por
 Michael Clark y George Davis
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El Diccionario define la palabra “oficial” como:
De o relativo a una oficina o puesto de autoridad.
Autorizado por una autoridad legal; autoritativo.
Tener una oficina pública o servir en una capacidad pública.
Hay un gran revuelo en algunos círculos cristianos con respecto a la supuesta restauración de nuevo del “Oficio” de profeta a la iglesia. (Usamos la palabra “oficio” en citas porque no se encuentra en el texto original del Nuevo Testamento cuando se refiere a dones ministeriales). Esto ha resultado en foros tras foros dedicados a la recuperación de este oficio. Hay una enseñanza sobre el asunto en reuniones y conferencias proféticas a través de todo el mundo, que trae a los quisiera-ser-profeta en manadas. Muchos son sinceros y buscan la voluntad de Dios en sus vidas, pero hay muchos que están buscando reconocimiento y aprobación por los así-llamados profetas “oficiales” o “reconocidos”.
Si usted mira a los profetas en las escrituras, se dará cuenta que la ambición de ser aceptados o aprobados por los hombres es ajeno al llamado de un verdadero profeta. Aceptación y aprobación por las autoridades de sus días abundaba solo para los falsos profetas. El caso más vívido es la corte de Acab y Jezabel. Ellos tenían 850 falsos profetas y perseguían a los verdaderos profetas de Dios incluyendo a Elías.
Hay muchos que buscan su propia gloria en los círculos proféticos hoy en día, hablando palabras que satisfacen los oídos con comezón de oír. Parece haber un “club de buenos muchachos” que estos profetas usan para promocionarse unos a otros. Considere las palabras de Jesús:
“Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero… Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno; mas digo esto, para que vosotros seáis salvos. (Jn. 5:31,34)

El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia. (Jn 7:18)
Un profeta marcha por un tambor diferente. Un verdadero profeta no está preocupado con su imagen, ni si cuán bien es recibido. Es Dios el que tiene en cuenta al pueblo por recibir al mensajero y al mensaje. El profeta solo se concentra en hablar y escribir el mensaje que Dios le ha dado para entregar. Dios pone a estos hombres a través de lo que sea necesario para endurecerlos ante la inevitable oposición que ellos van a enfrentar. Dios solo tiene un deseo para ellos, que hablen Su palabra - sin cambiar una palabra del mensaje - a aquellos en el error y en problemas. Ellos nunca deben alterar Sus palabras para que sean recibidas y aceptadas por el oyente. Ellos nunca deben usar su don para ganancias financieras o terrenales. ¿Recuerda lo que le pasó a Giezi?
Ahora, con respecto a la idea de “oficio” de profeta o del “profeta oficial”: Los verdaderos profetas no se encontraban comiendo en las cortes de los reyes. No andaban con la aristocracia. Si terminaban ante un rey; generalmente eran asesinados o encarcelados. Sus oídos no andaban escudriñando a las multitudes por aplausos o aprobación, ajustando su entrega hasta que obtuvieran la aprobación de ellos. No, sus oídos estaban dirigidos hacia los cielos. Buscaban la aprobación de Dios, no del hombre. Estos hombres eran tan comúnmente rechazados que Jesús le preguntó a los fariseos: “¿A cuáles de los profetas no mataron vuestros padres?” Parece que pocos profetas fueron aprobados y no asesinados. Generalmente solo los profetas muertos eran aceptados y sus tumbas fueron decoradas.
Usted no puede determinar si una persona está hablando la verdad por ver si el mensaje está de acuerdo con el consenso del pensamiento popular. Muy a menudo esos que vienen hablando la verdad están fuera de sincronización con lo que corrientemente es tenido por querido por la mayoría. Esto es cierto en el mundo y en muchos casos, es cierto en la iglesia hoy en día. Esté preparado para ir contra la corriente a muchas creencias que están corrientemente siendo enseñadas en los círculos cristianos si usted quiere ser un profeta de Dios. Como Soren Kierkegaard observo en su libro Pureza de Corazón:
“Porque muchos necios no hacen un hombre sabio, y la multitud es una dudosa recomendación para la causa. Sí, cuanto más grande la multitud, mas probable que lo que alaben sea necio, y más improbable es que allí no haya ninguna verdad, y mucho más improbable que todo es que haya alguna verdad eterna.”
Hay una gran diferencia entre un profeta funcional y un profeta oficial. En algún lugar del camino desde la iglesia primitiva hasta hoy, se nos ha vendido la idea que solo aquellos que son aprobados por las estructuras eclesiásticas del hombre, son “oficiales”. Ellos son aprobados con la más alta calificación (AAA), garantizados a ser predecibles, manejables, y no van a avergonzar a nadie o ir en contra del poder de la estructura del hombre. ¡Cómo odian los hombres religiosos lo impredecible y lo inmanejable! ¿No dijo Jesús que aquellos que se mueven en el Espíritu son como el viento! Eso es impredecible e inmanejable por meros hombres.
¡Creemos que Dios está restaurando al profeta funcional de vuelta en Su iglesia! Por otro lado, los profetas oficiales pre-aprobados que se reúnen alrededor de los eclesiásticos que gobiernan sobre la iglesia, son como muchos de los adivinos sentados en la corte del rey esperando traer una palabra que afirme el estatus quo. Que Dios restaure a la tierra aquellos que, sin preocuparse por su propio bienestar, osan llamar al pueblo de Dios al arrepentimiento y a un corazón correcto y hablan sobre lo que está fuera de orden en la Iglesia de hoy.
Sí Padre, restaura esta especie en extinción, el verdadero profeta, de nuevo a la tierra una vez más. No dejes que el espíritu del Gran Falso Profeta tenga la última palabra. Trae a aquellos que lloran y se lamentan debido al estado caído de tu Iglesia. Amen.

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